Hoy tiro por el desagüe la tercera remesa de leche materna congelada que nunca pude aprovechar (bueno, ahora que lo pienso mejor entrego los botes a la camioneta esa de la mancomunidad, no vaya a ser que aumente el nivel de proteínas en el Arga y salgamos en el Teleberri).
Me he resistido hasta el último momento, con la idea de hacer jabón y que la cosa duela menos, pero no tengo tiempo ni me fío de que me vaya a salir el invento sin que haya heridos y quemaduras de tercer grado por sosa cáustica en el camino, así que claudico.
Lo que sí me gustaría es compartir en plan práctico los errores que cometí en el tema de la leche materna cuando nació nuestro peque, por si a los padres de otros bebés prematuros le sirven de algo. Sé que cada caso es un mundo, pero en el mío, me han quedado claras tres cosas: no hay que almacenar mucho, mejor tarro pequeño para congelar y, cuando la producción baja, no hay remedio mágico que valga. Al menos a mí no me ha funcionado ninguno, más que el de insistir con el sacaleches, nuestro gran amigo de los últimos 16 meses (las veladas de visionado de 'Breaking Bad' y 'Los Soprano' no habría sido lo mismo sin el run run del extractor de fondo).
Os lo explico todo con más detalle, en plan FAQ casero. Insisto en que es una vivencia muy personal basada en una lactancia materna vía sacaleches, ya que bitxin estuvo cuatro meses en UCI y la posibilidad de dar pecho directo llegó bastante tarde y no fue nunca para lanzar campanas al vuelo (aunque algo hicimos hasta que en enero dijo alto y claro 'no', a mordisco limpio).
- ¿Qué cantidad de leche sacarte mientras el bebé está en la UCI? A mí nadie supo decírmelo con claridad, y a la vista está que me saqué demasiado. Hay que tener en mente lo pequeños que son estos bebés, especialmente los grandes prematuros de menos de un kilo. Por mucho que quieran comer, sus tomas suelen ser bastante modestas. Aún hoy, con 16 meses, lo máximo que se toma el rey de la casa son bibes de 100 mililitros. Si volviera al principio, tengo claro que mantendría la periodicidad (sacarme leche cada 3-4 horas durante el día), pero no 'exprimiría' cada teta hasta el final (a no ser que hubiera dolor), para no crear un nivel de producción de leche que, en mi caso, no era necesario para el bebé (caso aparte son los bebés que tomen más que el nuestro, claro está, todo depende de la demanda que vayáis viendo venir).
- ¿Cuánto almacenar? No me atrevo a decirlo, pero hacer grandes acopios exige una gestión exquisita de la leche, que yo no supe hacer. Hay que tener en mente: que la leche congelada caduca antes de lo que nos gustaría (los meses pasan volando), que descongelada adquiere un sabor un poco extraño (yo diría que cauchoso, neumático) que el niño a veces puede rechazar (a mí me pasó, especialmente con los tarros grandes), que un día que se vaya la luz o te dejes la puerta del congelador abierta puede acabar con tus reservas o sumirte en un mar de dudas sobre si la leche se habrá estropeado o no... En fin, a mí me ha ocurrido todo esto y más, así que tengo claro que la próxima vez no me obsesionaré tanto con tener mucha leche almacenada.
- ¿Me levanto de noche para las extracciones? Creo que eso depende de cada cuerpo. En mi caso, no fue necesario, porque tenía suficiente leche sin necesidad de hacer extracciones nocturnas y no tenía dolor. Primé el descanso y creo que fue una de las cosas en las que acerté.
- ¿Tarro grande o pequeño para congelar? Creo que son más prácticos los botes o bolsitas de 80-100 mililitros. Los grandes (250 mililitros, en mi caso) tardan tanto en descongelarse que son más difíciles de manejar. Para cuando acaban de descongelarse sin calentamientos agresivos para la leche, a veces ya están al borde de caducarse.
- ¿Qué tomo para incentivar la producción? Cerveza sin alcohol, levadura de cerveza, alfalfa, homeopatía (ricino diluido, en mi caso), agua en cantidades industriales... Yo lo probé todo, por aquello de que 'mal no irá', pero mi conclusión es que nada aumentó la producción. Sin más, en un momento bajó y yo fui adaptando las extracciones para no desesperar al ver que aquello menguaba. "Y por eso bajó más la producción", me podrá decir alguien. Yo personalmente no lo creo, y prometo que he podido conocer mucho mi cuerpo en estos meses. Aún hoy, 16 meses después, sigo sacándome leche tres veces al día, unos 300-350 mililitros en total, y si el bebé necesita más lo completo con leche artificial. Lamentablemente, no suele pedir mucho más, no llega al medio litro que recomiendan por estos lares los pediatras, qué le vamos a hacer (lo intento compensar con yogures y quesito en el puré).
- ¿Leche materna o artificial? Lo que sea estará bien. Es más. Será perfecto y es sagrado. Las madres de prematuros necesitamos más respeto y apoyo que nadie, decidamos lo que decidamos. Que nadie nos agobie con la 'necesidad' de cambiar a la leche artificial porque el bebé no engorda lo suficiente o está a años luz del soñado percentil 3, y que nadie nos venga tampoco a insinuar que estamos privando a nuestros pequeños de algo esencial si es imposible dar pecho por lo que sea. Nosotras sabemos más que nadie que la fuerza para salir adelante la saca el bebé de una fortaleza y un empuje que va más allá de clases de leche o los tipos de crianza. A veces incluso más allá de máquinas o medicamentos.
Dicho esto, pedir es gratis, así que pido (obviamente) UN BANCO DE LECHE EN NAVARRA.
Y como sé que en este blog lo único que queréis es saber de bitxin y ver que pinta va teniendo, en vez de leer las peroratas de su madre, aquí va él entero y verdadero, cuan largo y estilizado es.
Bitxin, este fin de semana, de alterne en fiestas de Lerín. |