miércoles, 1 de abril de 2015

Más vale un diente que un diamante


Javier, experimentando con un buñuelo en su primer Día del Padre.
La primavera ha llegado con el primer diente, el primer huevo, la primera bronquiolitis y unas cacas color mostaza que no había cómo atacarlas. Un pack multiaventura para padres primerizos que no te lo diseña ni Frank de la Jungla pasado de chupitos de licor de lagarto.

Pensábamos que íbamos a pasar el primer invierno limpios y mira qué despedida. Eclipse de mocos. Y anda que nos hemos estado cuidando para huir de los virus... Pero como dicen los hombres rudos allá en los frentes de guerra, "cuando no te toca, ni aunque te pongas, y cuando te toca, ni aunque te quites".

Lo del diente vale como buena noticia. Se ha hecho de rogar, pero ya asoma, a las puertas de que bichín cumpla un año. De esta rebasamos la barrera psicológica del puré pasado y requetepasado y desempolvamos los libros esos que dicen que los bebés pueden pasar de la leche al filete sin que sus padres toquen nunca una batidora.

Ay... los libros de crianza. Otros día hablo de ellos, que eso da para mucho.