martes, 30 de diciembre de 2014

Hermoso y rotundo como una patada



Desde hoy ya llevamos oficialmente más días en casa que en el hospital: 133 (132+1). Estos son nuestros números:
Vamos camino de los nueve meses reales y ya hemos rebasado los seis corregidos. 
Peso: cinco kilos y 300 gramos (nueve veces más de lo que llegó a ser). 
Siete tomas, dos de purés y frutas. No se puede decir que le encanten, pero vamos avanzando.
Ya saturamos casi siempre a más de 92. Ahí al lado queda el 98 soñado.
Unas 16 horas de sueño diarias, sin incluir microsiestas. Tres noches de tirón. Ni una de insomnio. 
Hemos probado cuatro tipo de tetinas, otros tanto tipos de biberones, cinco o seis mordedores y unos 20 baberos (oscuros, claros, de paño, de plástico, rígidos, semirígidos, con cierre de lazo, de velcro, de click...). Una oferta de locos. Con las cucharas, no hemos vuelto a repetir el error. La primera ha servido. 
A un mínimo de dos paseos diarios de 3 kilómetros cada uno, nos vamos a 800 kilómetros, con lo que si nos llega a dar por echarnos la mochila encima y avanzar sin mirar atrás podríamos estar ya viniendo de vuelta de Santiago de Compostela o encontrarnos a un tris de llegar a París, dependiendo de a dónde hubiéramos tirado. Ya hemos hecho surco en el valle.
Dejé de calcular la leche que me sacaba cuando rebasé los 100 litros, allá por agosto.
Dejamos de calcular el gasto sanitario que hemos generado cuando superamos el precio de la hipoteca -también allá por agosto-, no vaya a ser que a alguno se le ocurra pasarnos la factura.
Momento crítico: un catarro de cuatro días de mamá. Un calvario. Las horas han pasado lentas y pesadas. Parece que nos hemos librado del temido contagio. Tocamos madera.
Con estas cuentas cerramos un año difícil de olvidar para toda la familia, marcado por dos despedidas inesperadas e injustas. En el último momento, un nuevo desgarro. La tía Consuelo nos dejó el día de Navidad. Un día impensable sin ella. El día en que todos saboreábamos sus polvorones caseros, sus menudillos, su sopa de almendra, sus garrapiñadas, sus aceitunas y pepinillos de media tarde. Si te tocaba en su grupo cuando empezaba la timba de cartas, ya sabías que tenías mucho ganado. Deja el recuerdo de una mujer poderosa, bella, sobria y elegante. Mezcla de matriarca navarra y actriz clásica, al tipo antiguo. Muy Cate Blanchett. Muy Azqueta.

No pudo ser. Parece que habíamos gastado nuestro cupo de milagros para 2014.

Acaba un año duro como pocos. "Hermoso y rotundo como una patada", escribió el poeta peruano Pedro Escribano. Las pérdidas han sido irreparables, golpes en el estómago que nos han dejado sin respiración. Pero también ha sido emocionante ver cómo  Saray y Javier ganaban la batalla y conocer la llegada de Emma, Marc y Alaitz, nuevas personitas muy cercanas, que nos garantizan una gran primavera. El contrato relevo, que dice el abuelo paterno.

Qué mejor que seguir dando y recibiendo patadas, aunque duelan. Eso deseamos para 2015. Salud.



5 comentarios:

  1. Sólo quien ha vivido un año como el que nos cuentas, puede ver el valor de la monotonía y el aburrimiento. Que el 2015 te deje aburrirte con mucha salud y pocas patadas dolorosas.
    Un abrazo!

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  2. Madre mía, que año! 2015 será más considerado con vosotros, seguro!

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  3. Acabo de leerte. Un relato conmovedor. Soy enfermera de neonatos, muchos años entre incubadoras, muchas guardias desesperantes.. Alarmas que no dejan de resonar.. Y luego está la recompensa, estos pequeños mini seres que son unos luchadores.. Enhorabuena. Disfrútalo todo lo que los cables no te han permitido, achúchalo.. El peso ya subirá, la saturación ya mejorará.. Pero el estar en casa tan bien cuidado .. Eso es lo mejor. Soy Berta (la hermana de Paula Sancho) un abrazo

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    1. Ay, Berta, que trabajo tan bonito y tan duro, cómo agradeceros lo que hacéis. Gracias por el apoyo. Javi va muy bien, estamos ya probando 24 horas sin oxígeno y (lo más duro) desde ayer estamos por el día sin monitor. Ya te imaginarás la seguridad que nos da a unos padres como nosotros ver los numeritos, estamos tan acostumbrados después de nueve meses... Pero ahora toca saltar sin red, empezar a normalizar un poco esto. Nos va a costar (yo ya le he empezado a ver de todos los colores 'malos', como antaño, pero creo que es por el frío helador que está haciendo por aquí). Besos hasta Mallorca (creo). Ya te tenía fichada.

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